Cuando decimos “el universo” nos referimos “al todo”, planetas, estrellas, seres, pero nada en concreto. ¡Dios es todo!, el cielo, nuestro verdadero mundo, el “mundo espiritual”, el conjunto de seres espirituales (almas), pero nada en concreto. Por tanto, cuando decimos “¡si Dios quiere!”, hacemos referencia a lo que el cielo disponga, ¡eso es Dios!.
El cielo crea el universo (irreal) donde las almas sienten experiencias igual que las personas las sentimos viendo una película. Juzgar con la conciencia terrenal el plan divino es totalmente absurdo, porque solo tendremos en cuenta circunstancias materiales, que son irreales. El hambre, la pobreza, la injusticia, las guerras y un larguísimo etcétera, son circunstancias necesarias para el aprendizaje de las almas, que dependiendo de aceptarlas, o no, sufriremos o viviremos en paz intertior.
Si en una película, las personas empatizamos con el protagonista, imaginemos el alma, que como observador acompaña al personaje (a la persona que habita) desde el nacimiento. Si además tenemos en cuenta que la “realidad” de la película (la vida) es perfecta, entenderemos la influencia de las circunstancias y sentimientos de la persona sobre el alma.
Lloramos, reímos, nos llenamos de alegría o pena, pero por más que sentimos una cosa u otra nunca podremos cambiar los hechos de la película. Nuestros sentimientos no cambian la película, pero sí es cierto que la misma película puede hacer sentir de forma distinta a dos personas. Esa es la clave para entender. Un alma más experimentada sentirá su “encarnación” de forma distinta a una con menos experiencias. La de mayor conciencia gozará más, tendrá más paz interior.
Esto es lo que hay que saber, y para ello, para quien esté tras la búsqueda de nuestra realidad, no habrá nada más contundente que poder acceder al guion de la película. Todos hemos oído hablar de la clarividencia, de personas con poderes sobrenaturales (no explicables científicamente) que nos pueden hablar de hechos futuros. Esto ocurre porque el guion ya está escrito, y no hacemos otra cosa en “la vida” que el desarrollo de la película, pero nada podrá cambiarse, todo será según el guion. Dicho de otra forma, no existe el libre albedrío material, otra cosa es el emocional, que por supuesto es para lo que venimos.
Los clarividentes (los verdaderos, por supuesto) no solo pueden acceder al guion, sino que también perciben almas-ángeles no encarnadas, encargadas del desarrollo de la película. Todo, absolutamente todo, se somete al plan divino, desde una charla con amigos hasta el trabajo, la enfermedad, los hijos, la pareja… Debemos entenderlo, somos observadores, no actores. El alma observa, como espectador, es la persona a la que podemos llamar actor, y el cielo, quien se encarga de que todo siga el guion.
Además de que los hechos están determinados, debemos saber que los escenarios están programados. Todo sigue unas pautas perfectas, ¡todo el universo! Podemos buscar una y mil teorías científicas, que como vemos van cambiando. Podemos negarnos a cualquier hecho, podemos rebelarnos ante Dios y sufrir. Como ya he dicho, hay libre albedrío para esto, pero no habrá mayor acierto que aceptar nuestras circunstancias y llenarnos de gozo ante nuestra maravilla como seres eternos y perfectos.
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Jose Antonio Valenzuela Arco
Vidente y Sanador
Mi misión es llevar al mundo el mensaje de como encontrar la paz interior y por eso Dios me ha dado el poder de la videncia y sanación. Si tienes un problema de salud y la medicina no está funcionando, o deseas conocer tus circunstancias futuras, pide cita para una sesión telefónica.
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