Si entendemos lo que somos, podremos encontrar la paz interior que necesitamos para poder amar, y por tanto gozar en esta vida. Entender que somos observadores, que acompañamos a un personaje cuya mente lo lleva a deseos y miedos. Desear lo que no tenemos, desear ser lo que no somos, estar donde no estamos. La mente nos hace mirar atrás y arrepentirnos de aquello que dijimos o hicimos. Nos llena de celos, envidia, ira, rencor, vanagloria y un largo etcétera. De sentimientos que llevarán el alma a un estado de sufrimiento. Debemos apartar los deseos y miedos y entender que tenemos lo que el cielo ha querido para nosotros, para nuestra purificación, y así podremos llenar nuestra vida de tranquilidad y podremos amar y gozar.
Debemos dejar de dar tanta importancia al cuerpo, lo tendremos solo para una experiencia temporal. Debemos actuar pensando en lo que realmente somos, almas que estamos en permanente ascensión espiritual, y para ello debemos desapegarnos de todo. Cuantos más apegos, más difícil tendremos conseguir el objetivo: ¡la paz interior!
Mucho podemos leer sobre el bien y el mal. Cada religión nos guiará por uno u otro sendero. Amenazas con el karma, el infierno, la transmigración en vidas futuras a cuerpos de animales… Prejuicios sin sentido, me dicen, nos llenan de miedos. Sin embargo, la realidad es que no existe el bien ni el mal, los buenos y los malos, ¡somos los mismos!, los unos y los otros. Almas viviendo experiencias que nos harán enriquecer nuestra conciencia y estado espiritual.
El cielo determina un plan divino que contempla las vidas necesarias para nuestras almas, y por supuesto los hechos que deben acontecer en el mundo. Todo está definido en el guion, y todo es necesario, tanto lo que creemos bueno como lo que creemos malo; por tanto, esa es la definición que debe sustituir a lo que llamamos bien y mal, “hechos necesarios”. Otra cosa es hablar de sufrimiento o gozo, de paz interior o de ansiedad; ahí sí debemos ser autocríticos y trabajar intelectualmente para tomar el camino correcto, el del entendimiento, el de saber discernir entre lo real y eterno y lo irreal y material.
Si pensamos que para llegar a la paz interior debemos ejercitar los chakras, meditar, rezar, confesarnos y demás, ¡perfecto!, hagámoslo; otra cosa es si hablamos de realidades físicas y espirituales, que no lo son.
Las religiones han ido sumando a lo largo de miles de años infinidad de teorías de multitud de pensadores que, en muchos casos, se contradicen los unos a los otros incluso dentro de la misma creencia; pero, además, ninguna teoría explica los sucesos “paranormales”, solo buscan que temamos a “Dios”.
Llegar a la conclusión de que todo está determinado y que por tanto no puede existir ni el bien ni el mal, ni karma, ni pecado, ni dioses castigadores, es posible.
Los videntes nos muestran parte del guion, del plan divino. Los médiums nos permiten comunicarnos con almas que se “encarnaron” en seres queridos. Hay técnicas de meditación con las que podemos contactar directamente con dichas almas. Las curaciones “milagrosas” que practican los sanadores demuestran la irrealidad del cuerpo. Podemos hacer regresiones a vidas pasadas, donde veremos cómo nuestra conciencia (nuestro verdadero ser) ha estado en otros cuerpos. Pero, claro está, también podemos negar hasta lo más evidente, como durante siglos hemos demostrado que somos capaces de hacer poniendo siempre por delante los prejuicios.
Preferimos creer en religiones medievales que entre otras cosas denigran a las mujeres, ¡hablo de todas!, donde la virginidad es sinónimo de santidad (y esto en el siglo XXI), donde una mujer no puede tocar a un monje, o donde solo unos pocos son los escogidos para reencarnar, o para elevarse en carne a los cielos.
Debemos usar más el intelecto, que para eso lo tenemos, abrir más los ojos y terminar de una vez con los prejuicios que nos impiden ver realidades más que palpables.
En mis videos explico todos los mensajes que recibo videntejoseantoniovalenzuela.com
Jose Antonio Valenzuela Arco
Vidente y Sanador
Mi misión es llevar al mundo el mensaje de como encontrar la paz interior y por eso Dios me ha dado el poder de la videncia y sanación. Si tienes un problema de salud y la medicina no está funcionando, o deseas conocer tus circunstancias futuras, pide cita para una sesión telefónica.
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